domingo, 27 de marzo de 2016

Reuníos, buenas gentes

    "¿Habéis oído hablar de ellos? Esos... retornados. Si lo habéis hecho puede que los paletos de aquí al Valle Blanco hayan contado por ahí que son monstruos que miden dos metros de alto como mínimo, que portan espadas y hachas grandes como drakkars, que tienen las bocas hinchadas por sus diez filas de dientes, con colmillos de jabalí rebosando por sus hinchados labios. Puede que también creáis que todos estos especímenes tienen una legión de moscas flotando alrededor de sus ojos hinchados llenos de rabia asesina, unos ojos que hace tiempo perdieron su luz. O puede que os hayan dicho que echan fuego por sus cadavéricos culos.
    Reuníos, reuníos buenas gentes; pues yo os contaré algo que los paletos de aquí al Valle Blanco no saben pues ellos no han visto nunca a uno de estos seres, una de estos soldados errantes vagando en la línea entre nuestro mundo de vivos y el Hell de los muertos. Los paletos se equivocan, no son monstruos fruto de morbosas pesadillas de ignorantes mentes, no... No. Yo los he visto. Son casi como nosotros, igual de altos, con los mismos dientes y sus espadas no son mayores que las nuestras. Fijaros en sus ojos, ojos pálidos sin la luz de la vida; ojos pálidos y piel pálida. Uno de ellos me dijo que cuando él durmiese no me preocupase ni tuviera miedo, que lo que vería era normal; al menos entre aquellos como él. Sólo eso se me reveló, no les gusta hablar de su naturaleza. Intenté que resolviese un enigma presente en mi cabeza desde que oí por primera vez historias sobre ellos, cuando aún era un cachorro de teta. Le pregunté cuál era el nombre que los dioses les daban a él y a sus hermanos. Él no quiso revelármelo, no les gusta hablar de su naturaleza. Así que el enigma perduró y aún los llamamos como se les nombra en la lengua de los Hombres: Einherjar, Ejércitos De Un Sólo Hombre".

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